Poco menos de la mitad, de los integrantes del Consejo Estatal de Acción Nacional, le pidió al presidente del Comité Directivo LUIS RENÉ CANTÚ un informe financiero, de los gastos realizados por el Partido.
De enero a la fecha, el “cachorro” ha sido omiso.
Y lejos de dar respuesta a los consejeros, al presidente del CDE le siguen aflorando irregularidades, en las que no aguantaría una auditoría.
Un ejemplo de lo anterior, es el escrito que le hizo llegar al presidente del CDE del PAN, la que funge como delegada del partido en el municipio de Reynosa DANYA SILVA ARELY AGUILAR OROZCO.
En el escrito, le pide al “cachorro” realizar las gestiones necesarias para dar de baja de la plantilla laboral a una persona, que por respeto omitimos su nombre, a la que le integrado en la solicitud de percepciones desde el día en que se hizo cargo de la delegación.
El oficio se lo hizo llegar, toda vez que la persona no se encuentra laborando físicamente en la delegación ni el comité estatal, aunque se encuentra dada de alta en la nómina y no devenga su salario.
AGUILAR OROZCO hizo del conocimiento de lo anterior, en dos ocasiones, en las que prácticamente ha sido ignorada por el presidente del CDE del PAN.
Hasta donde se sabe, la persona, percibía en esas condiciones 16 mil pesos de sueldo.
El “cachorro” ha guardado silencio de esto, más lo que le pidieron los consejeros en la sesión de Consejo de enero, a quienes hasta ahora les ha negado la información, de ahí que algunos panistas como ARTURO SOTO ALEMÁN no lo suelta en redes sociales.
Habría que preguntarle también a ALFREDO VANCINI si en la nómina del comité directivo municipal no tiene ese tipo de recomendados por el “cachorro”.
Aunque algunos consejeros nos aseguran, que en cada comité municipal o delegaciones del PAN, los hay.
Mucha razón tienen los consejeros en cuestionar en qué se gastan las prerrogativas que en forma puntual le entrega en este caso, el Instituto Electoral de Tamaulipas.
Y nada malo tendría que LUIS RENÉ CANTÚ les rindiera un informe, al que de acuerdo a los estatutos internos, está obligado.
Sin embargo, hasta ahora ha sido omiso con la solicitud de los consejeros, los que coinciden, en que el “cachorro” no aguanta una auditoría.
Por lo pronto, los consejeros esperan una nueva convocatoria a sesión, donde las cosas pueden salirse de control, porque casi la mitad de los 90 que lo conforman, ya no andan a gusto. En fin.