Por: José Gregorio Aguilar
Ciudad Victoria, Tamaulipas.-El 27 de enero se celebró alrededor del mundo el Día Internacional en Memoria del Holocausto, una fecha para recordar a las víctimas del nazismo.
El terror nazi atacó cruelmente a millones por razones biológicas, nacionalistas y políticas. Sin embargo, lo que muy pocos saben es que miles de testigos de Jehová fueron víctimas de los nazis. Sufrieron debido a su fe cristiana.
Los testigos de Jehová, conocidos entonces como Estudiantes de la Biblia, fueron “el único grupo en el Tercer Reich que fue perseguido únicamente sobre la base de sus creencias religiosas”, dice el profesor Robert Gerwarth.
Según la historiadora Christine King, el régimen nazi catalogó a los Testigos como “enemigos del Estado” porque “declaraban públicamente que rehusaban aceptar hasta los más pequeños elementos del [nazismo], que eran incompatibles con su fe y creencias”.
Por motivos religiosos, los Testigos —que eran neutrales en asuntos de política— se rehusaban a hacer el saludo Heil Hitler, participar en actos violentos y racistas o incorporarse al ejército alemán. Además, “en su literatura denunciaban públicamente las crueldades del régimen, incluyendo lo que les estaba pasando a los judíos”, dice King.
Los Testigos estuvieron entre los primeros en ser enviados a los campos de concentración, donde portaban un símbolo distintivo en su uniforme: un triángulo púrpura. De los casi 35.000 Testigos que vivían en la Europa ocupada por los nazis, más de un tercio sufrió persecución directa. La mayoría fueron arrestados y encarcelados. Cientos de sus hijos fueron enviados a hogares nazis o a reformatorios. Unos 4.200 Testigos fueron a campos de concentración. Detlef Garbe, una eminente autoridad en el tema, dijo que los dirigentes nazis pretendían “eliminar por completo a los Estudiantes de la Biblia de la historia alemana”.
Se estima que unos 1.600 Testigos murieron, 370 de ellos ejecutados. Los nazis intentaron quebrantar las convicciones religiosas de los Testigos al ofrecerles la libertad a cambio de un juramento de obediencia. Los oficiales de las prisiones y campos solían torturarlos y someterlos a diferentes privaciones con tal de obligarlos a firmar un documento en el que renunciaban a su fe, se comprometían a denunciar a otros Testigos a la policía, a someterse por completo al gobierno nazi, y a defender la patria con arma en mano. Según Garbe, “un número extremadamente pequeño” de Testigos lo hicieron. Geneviève de Gaulle, sobrina del general Charles de Gaulle y militante de la Resistencia francesa, dijo acerca de las mujeres Testigos que estaban presas en el campo de concentración de Ravensbrück: “Algo que admiraba mucho de ellas era que podían haber salido en cualquier momento”.